Tu voz al otro lado del teléfono,
Ryan Adams en tu portátil,
los perros del caserío ladrando a mi vera.
No hay mucho más,
el silencio del sol,
la hierba a medio cortar
y mi imaginación subiéndote la camiseta.
Tu voz al otro lado del teléfono,
Ryan Adams en tu portátil,
los perros del caserío ladrando a mi vera.
No hay mucho más,
el silencio del sol,
la hierba a medio cortar
y mi imaginación subiéndote la camiseta.