Perdimos aquel avión en Escocia
– y 600 euros más –
me mirabas con los ojos ahogados en lágrimas
y el corazón en un puño.
Yo también estaba asustado
como un niño en la soledad del colegio,
pero quería sacarte una sonrisa
así que fingimos ser unos desconocidos
yo, Tom Hanks
tú, Catherine Zeta-Jones.
Reímos hasta espantar los miedos
y, como dos soldados
recién llegados al frente,
nos reagrupamos,
llamamos a mi padre
para pedirle pasta
y sopitas.