Íbamos a dibujar una cara,
un carantoña en el cemento seco.
Iba a ser nuestra firma
para la posteridad,
una sonrisa torcida,
un “que os jodan”
para la eternidad,
un aviso para las futuras generaciones.
“Hazle un bigote”
esa fue tu único deseo,
adornado con carcajadas heladas
que calentaban mis llaves
frías como la noche
en la que íbamos a dibujar una cara.
Íbamos, pero al final no fue,
decidimos esperar
al momento preciso,
para golpear dos veces.
Porque somos más listos,
reincidentes nocturnos,
alevosos.
Pero estamos más vivos
de lo que el tiempo
con su cristalino circular se cree.
Hemos sabido reírnos
de nuestra caricatura,
atrapada en una infancia eterna.
Íbamos a dibujar una cara,
una carantoña en el cemento seco.
Tú no me viste,
pero yo ya la tenía dibujada en mi sonrisa.
Fue un buen rock ‘n’ roll.